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EJES TEMÁTICOS: FUNDAMENTACIÓN

Tema 1:

Título: La disposición transfronteriza.

Resumen: Ante la frontera entre interior-exterior, estar dentro y estar fuera, pertenencia y exilio, puede ensayarse una disposición transfronteriza que anule tales dicotomías binarias, adoptando, más allá incluso del cerebro anfibio que pedía Nietzsche para poder aunar a la ciencia y el arte, una forma de pensar y de vivir como ciudadanos-exiliados, refugiados-apátridas de una democracia por venir. Propuesta de realizar ese acto performativo que produce y genera lo que el mismo piensa y plantea. Aunando al Marx apátrida y la paria Arendt con su famoso escrito "Nosotros los refugiados" o la exiliada María Zambrano y su “Para una historia de la piedad” podríamos ingresar tal vez en aquellos no-lugares que habitaron intelectual y vitalmente tales pensadores y pensadoras, como si nos trasladásemos a vivir en el aeropuerto de Estambul.

De este modo entraríamos a debatir de otro modo el entramado jurídico que separa a los ciudadanos amparados por un Estado fuerte occidental de los vulnerables, de aquellos cuyos Estados no les protegen sino que les persiguen y tienen que huir de ellos cruzando fronteras. 

Nos situaríamos así en una disposición transfronteriza, bajo un pensar que nos lleve de otra forma hacia el problemático sendero de la extranjería, el exilio, la migración y la hospitalidad.

Textos de referencia para el debate:

  • Zambrano, M. (2021). «Para una historia de la Piedad», en Aurora. Papeles Del Seminario María Zambrano.

  • Arendt, H. (1943). «Nosotros, los refugiados», en Menorah Journal, pp. 69-77 / «Nosotros, los refugiados» [Eds.: J. Khon y R. H. Feldman], en Escritos judíos. Trad. al español Miguel Candel Sanmartín. Barcelona: Paidós, 2016, pp. 353-365.

     

Tema 2:

Título: Fin del mundo e imaginación política. Fronteras epocales

 

Resumen:

Los conceptos con los que pensamos en el mundo, a veces, se agotan: resultan insuficientes y no consiguen dar cuenta de la realidad a la que nos enfrentamos. Desde esta perspectiva, una de las tareas de la filosofía política sería la de encontrar nuevas formas de narrarnos. Siguiendo la célebre cita de Fredric Jameson: «es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo», nos preguntamos si somos capaces de imaginar e inventar nuevos conceptos filosóficos que nos permitan abordar una realidad siempre cambiante. La crisis de ciertas nociones –como la soberanía, el Estado o la ciudadanía– nos obliga a replantear si el edificio conceptual con el que estamos reflexionando sobre nuestro presente es el más adecuado. Así, de lo que se trata es de explorar qué nuevos –o viejos, o marginales, o abandonados– términos nos permitirían no sólo dar cuenta de nuestro presente sino, sobre todo, transformarlo. 

 

Textos de referencia:

  • Blom, P.: El gran teatro del mundo. Sobre el poder de la imaginación en tiempos de grandes cambios. Barcelona: Anagrama, 2023. 

  • Agamben, G.: «Más allá de los derechos del hombre», en Medios sin fin. Notas sobre la política. Valencia: Pre-Textos, 2001. 

 

Tema 3:

Título: El Universalismo y los Derechos Humanos en la encrucijada de la gubernamentalidad del mundo cosmopolita: la razón neoliberal y la razón social 

 

Resumen: La civilización occidental, cuya determinación y límite no sólo se nos presentan dotados de un fulgor difuso, sino esculpidos a partir de una potencia sincrética, híbrica, mestiza, que las más de las veces ha terminado por desembocar en una arrebatada pasión colonialista, no podría comprenderse en su contemporaneidad fuera del proyecto de los Derechos Humanos, fuera de la expresión de la razón Universalista, católica (katholu), que se halla en el corazón mismo de su arquitectura genealógica, ya desde la misma Grecia. No hay manera de entender Occidente sin este ardor holístico, o lo que es lo mismo, sin su confianza en el hallazgo de una razón a partir de la cual pueda lograrse una unidad ética mínima de la humanidad, tanto como una razón de gobierno común, o armónica al menos, de los pueblos del mundo. Es también en esta inercia donde debe inscribirse el colapso de la idea del Estado-Nación y su vigente disfuncionalidad: ¿cómo gobernar para que todos puedan tener Derecho? ¿Cómo gobernar para que el Derecho de todos pueda ser asegurado? ¿Cómo gobernar sin que el “todo” abstracto socave lo que cae dentro de él? ¿Cómo trazar en definitiva la frontera que debe auspiciar esa unidad donde se alcanza a todas/os sin que aquella se estríe hacia su interior generando nuevas fronteras en altitud que desmientan ese común? Y es en este horizonte donde debe ser también inscrita toda reflexión acerca de los modos posibles de gobernar la ya efectiva república cosmopolita europea, en cuyas grandes ciudades las minorías han pasado a ser, tal y como expresa Etienne Balibar, lo mayoritario en nuestra sociedad (Balibar, 2005).

 

Tratándose así de una mayoría irrepresentable bajo los conceptos identitarios de nación, pueblo, comunidad de fieles o aún más, del ciudadano, toda vez que son muchas/os los refugiados que, a pesar de la supuesta vigencia de los Derechos Humanos, viven sin que sus derechos como tales sean reconocidos y puestos en obra, en la carencia de aquella condición. En esta encrucijada se hace necesaria la discusión sobre la legitimidad y posibilidad de hallar para Occidente un principio gubernamental bajo el cual su sentido político universal, en el contexto de la efectividad geopolítica demarcada por la globalización y sus efectos, pueda efectivamente aspirar a realizarse, siquiera fuera de un modo limitado, de un modo coherente, capaz de hacer valer el derecho de la diferencia a ser. 

Pero es aquí, sin embargo, donde la hegemonía del neoliberalismo aspira a formar la conducta de los individuos y las sociedades a través de la realización, individual y colectiva, de su humanidad partiendo de la posibilidad de que las empresas vitales puedan disponer formalmente de espacio para el desarrollo: a través de una positividad formal y tecnológica, de una ley que opere como condición (antidemocrática) del juego, en relación a la cual pueda tener lugar una “democracia” de los intereses. Una lograda a través de su respectiva afirmación del principio de la competencia y su participación en la economía de mercado, que implica necesariamente, no obstante, tanto la asunción positiva de la desigualdad (tanto a un nivel micro como a un nivel macro), entrando así en una contradicción con el sentido de los Derechos Humanos, como la limitación de esa noción de humanidad a una concepción tan restringida como violenta de lo humano (el homo œconomicus), que aspira a hacerse valer universalmente mediante la legitimación que le otorga la transformación de la concepción del sujeto político, cuyo eje se ha desplazado desde su relación y pertenencia a la pólis (la comunidad política) hasta la posibilidad del ejercicio de la libertad individual, comprendida desde el interés como síntesis de la posibilidad práxica de la voluntad. 

Y es aquí, asimismo, donde las alternativas de izquierdas parecen hallarse, tanto a nivel estatal como a nivel mundial, confinadas a operar como meros dispositivos de contención y de control regulatorio sobre el marco neoliberal de gobernanza, limitándose a la generación de contrapesos frente a la aséptica violencia de la formal ceguera del sistema, en la incapacidad inconscientemente asumida de proponer una racionalidad gubernamental, un modo de conducir la vida de las mujeres y hombres -como expresaría Foucault- hábil para expresarse, multidimensionalmente, en dispositivos de gobierno social e individual que no recayeran en la inercia fascista de las tradicionales máquinas de unidades fijas. A través de las cuáles la sociedad es al cabo tomada como fin al precio de la pérdida de su finitud y labilidad dinámicas, al precio de ser convertida en una monolítica y violenta abstracción contraria a todo derecho de la diferencia y de todo suelo constituyente. Al precio, en definitiva, de asumir que toda posibilidad democrática vendría también para ella dada en la asunción de principios y formas no democráticas, de fronteras que su fundamental expectativa de una justicia universal exigiría abolir. Y por las cuales los dispositivos condicionantes de la justicia, y de la unidad presupuesta sobre la que alcanzarla, se convierten en máquinas de guerrilla micropolítica. 

¿Supone esta coyuntura de parálisis el paradójico e inverso fin efectivo del Estado político que propugnaba Marx en el Manifiesto comunista? ¿O bien la institución-frontera de la sociedad universal puede ser re-formulada desde parámetros que no queden fuera de la democracia que pretenden garantizar? ¿Hay una alternativa para el gobierno y la vocación universal de occidente que no pase por la disolución de la diferencia en el impersonal de las reglas y la gestión o por el restablecimiento de la política a través de la lucha mediante un telón de acero?

Textos propuestos:

  • Balibar, E. (2005). «Fronteras del mundo, fronteras de la política», en Alteridades, vol. 15, núm. 30, julio-diciembre, pp. 87-96.

  • Foucault, M.: Nacimiento de la biopolítica. Curso del Collège de France (1978-1979). Trad. de Horacio Pons. Tres Cantos (Madrid): Akal, 2009.

 

 

Tema 4:

Título: Biopolítica y tecnología. ¿Derecho?

 

Resumen:

El derecho exige como condiciones de su realidad tanto la imputabilidad de los agentes comprometidos por la legislación de la que se trate como la existencia de medios efectivos para su ejercicio. En la medida en que las formas de ejercicio del poder devienen biopolíticas, el derecho constituye únicamente uno de sus medios de acción: desde el momento en que entendemos que son “biopolíticas” aquellas prácticas de gobierno orientadas a la administración de la vida según las cuales éste se ejerce sobre individuos y poblaciones, se produce un desplazamiento y una multiplicación de los puntos de ejercicio del poder. Los dispositivos técnicos puestos en juego multiplican asimismo los modos y ámbitos de la vida sujetos a información y control. El que de entre estos dispositivos sea posible apreciar en las últimas décadas una proliferación exacerbada en lo tocante a la medicalización y la digitalización nos sitúa frente a una problemática para la que nociones como las del sujeto autónomo, el imperio de la ley y el Estado-Nación pierden su carácter central y referencial.

En primer lugar, los sujetos son considerados, no ya sólo en lo que toca a la responsabilidad de sus acciones, sino que también deben dar razón de sus pasiones, en la medida en que la separación entre lo activo y lo pasivo se vuelve farragosa cuando lo considerado son las afecciones de los cuerpos y la constitución de los caracteres. En este último punto, la canalización de todas las acciones a través de soportes digitales y sistemas de inteligencia artificial efectúan no sólo un registro exhaustivo de tales acciones, sino también una reversión de lo receptivo y lo espontáneo en correspondencia una reducción de la visión del sujeto acerca del mundo que, no obstante, resulta eficaz en la medida en que se presenta como autenticidad del individuo y de los hechos.

 

En segundo lugar, las leyes encuentran ante sí la tarea de dar cuenta de objetos paradójicos que impugnan la separación entre lo íntimo, lo privado y lo público (baste pensar en el smartphone como la prótesis más personal al tiempo que ventana -de entrada y de salida- a una publicidad potencialmente irrestricta). Asimismo, los sujetos que sancionan las leyes se ven superados por el volumen, la complejidad y la constante reformulación de las mismas para dar cuenta de estos objetos y del incesante flujo de su innovación, de tal modo que la condición de ciudadano (como coincidencia entre el súbdito y el legislador) queda así escindida de diversas maneras.  

Por último, el supuesto monopolio de los Estados para el ejercicio de la fuerza debe contar, cada vez más, con la erección de fronteras digitales, esto es, codificadas en última instancia en términos de elecciones binarias. Ahora bien, tales fronteras ya no son levantadas en exclusiva por los Estados, y la administración de lo que ellas establecen (leyes, normas y procedimientos) imita a la vez que suprime el momento facultativo en el que podría modularse su rigor: la capacidad para convertir estas fronteras inexpugnables en porosas exige de los individuos un saber experto acerca de los sistemas de codificación que, del mismo modo que ocurre con las codificaciones jurídicas, excede las capacidades individuales y acentúa la diferencia entre estructuras burocráticas y sociedad civil.

 

Textos propuestos:

  • Sloterdijk, P., Has de cambiar tu vida. Trad. al español de Pedro Madrigal de Veza. Valencia: Pre-textos, 2012.

  • Debord, G., La sociedad del espectáculo. Trad. al español de José Luis Pardo. Valencia: Pre-textos, 2008.

  • Butler, S, Erewhon. Trad. al español de Andrés Cotarelo Jiménez. Tres Cantos (Madrid): Akal, 2012.

  • Kaczynski, T. J.: Industrial Society and Its Future. New York Times, 1995. / Kaczynski, T. J.: La sociedad industrial y su futuro. Valladolid: Ed. Isumatag, 2011.

Cortometraje: 

  • Puerto Aubel, E., La antesala, 2022. 

Tema 5:

Título: Binarismo, política e identidad

Resumen: La experiencia de los múltiples intentos de escapar al carácter excluyente de las distinciones binarias ha revelado que las diferentes alternativas planteadas no han podido encontrar determinación más que reproduciendo, no ya una u otra de las identidades puestas en cuestión en cada caso, sino la forma de distinción excluyente en sí. En tanto que, supuestamente, era esta forma de separación -más que esta o aquella identidad, este o aquel proyecto- lo que resultaba impugnable, parece que el fracaso de su empresa es innegable, toda vez que desde el momento vanguardista de irrupción hasta su pretensión de fijación y bloqueo en la retaguardia, testimonia la acentuación del carácter excluyente y cómo éste afecta a todo elemento vinculado con la identidad formulada, que opera como una suerte de atractor y repulsor con respecto a otras formas que, de un modo u otro, terminan remitiendo a ella. Puesto que la razón de tales identidades parece definirse fundamentalmente por la negación de aquellas otras a las que se opone y se propone como alternativa, y que el componente imaginario constructivo aportado resulta, como mínimo, poco factible (cuando no se abona al campo del delirio de la Raza, la Historia, el Progreso o la Emancipación), el modo de antagonismo puesto en juego remite a una representación sustancial y tendencialmente hermética de los sujetos políticos, sean éstos colectivos o individuales. No obstante, ni los organismos individuales, ni los momentos históricos ni los sujetos colectivos son susceptibles de corresponder sin resto a tales representaciones, lo que desencadena marcajes, ablaciones y prótesis de las que resultan residuos afectivos que pronto son representados como sentimientos e introducidos como razón y legitimación de nuevas (y no tan nuevas) formas de pertenencia y exclusión. Así, urge cuestionar las formas de intervención en tales residuos, el papel que las ciencias sociales, las instituciones y las producciones artísticas puedan tener en esta domesticación del afecto a través de la intensificación del antagonismo y del establecimiento de diferenciaciones meramente reactivas.

 

Tema 6:

Título: Vulnerabilidad: ¿categoría social, antropológica o política?

Resumen: Desde el punto de vista social la vulnerabilidad es un tópico recurrente que se asocia fundamentalmente a las amenazas del cambio climático o a los sectores sociales con menos recursos, relacionando respectivamente a la especie humana y su medio ambiente como potencialmente amenazante y a la injusticia social como creador de mayor vulnerabilidad en partes de la sociedad, es decir, donde la sociedad es la que causa la vulnerabilidad de ciertos grupos sociales categorizados por criterios económicos, ambientales, culturales o identitarios.

 

En la economía un sector vulnerable significa dejar de estar en cierto nivel económico que se mide en una escala en relación a la pobreza. Ser vulnerable es por tanto no tener lo suficiente para vivir. Desde los discursos bioéticos encontramos la vulnerabilidad asociada a los grupos que se relacionan con baja capacidad de representación en la vida social y política: por falta de autonomía (niños y adolescentes), por falta de acceso a lo público (pueblos originarios), o por otros motivos como los enfermo mentales, las personas privadas de libertad por el sistema jurídico, los migrantes, desplazados, los adultos mayores e incluso, ¡las mujeres! Todos ellos tienen en común la referencia a la Declaración universal sobre Bioética y Derechos Humanos de 2005 donde cada faceta de la vida que viene vulnerada se remite en última instancia a la vulneración de un derecho humano, y en general, como la vulneración de la dignidad de un ser humano en cuanto o tal o como perteneciente a un grupo particular (sea el conjunto “mujer”, “pobre”, “migrantes” etc.).

 

En última instancia la vulnerabilidad nos remite a la dignidad que es una cualidad que se da solo en tanto y en cuanto haya otro que con su mirada y atención me reconozca como igual, como ser humano, es decir, como ser con dignidad por derecho. De este modo esta vivencia y este derecho no se dan en individuos aislados sino en individuos en sociedades que prevén y permiten dichas miradas, dichos conceptos, su representación y ejercicio, aunque todo ello no esté exento de problemas y dificultades.

 

Cavarero (2019) observa que “la vulnerabilidad apenas aparece en la filosofía Occidental, dominada por una concepción del sujeto regida por la verticalidad, un sujeto autónomo, erguido, violento: el guerrero, para el que lo vulnerable es lo matable”. Asocia esta concepción con la ontología individualista de Hobbes como paradigma de la modernidad. Hasta Lévinas, la vulnerabilidad no aparece en los debates filosóficos; desde el feminismo de Butler et alt (2016) la concepción de la vulnerabilidad como exposición del cuerpo al ejercicio del poder de otro entronca el tema con las críticas al verticalismo y al patriarcado, criticando la lógica pasivo-activo, víctima-salvador, mujer-varón.

 

Sin obviar, pero sin pararnos en el nivel biopolítico de crítica sobre las formas de creación y sujeción de la identidad -que denuncian el feminismo, la filosofía de Sloterdijk, de Foucault entre muchos otros-, dentro de las dinámicas sociales, podemos encontrar en la experiencia de la vulnerabilidad y en su toma de conciencia un punto de encuentro, mínimo denominador común, de cualquier experiencia de un ser humano consciente cuando la realidad se tambalea, cuando las costumbres de suspenden, cuando la incertidumbre lo abarca todo y cuando la vida aparece como radical y caóticamente amenazada, es decir, la vulnerabilidad como categoría existencial que entronca con la conciencia de la finitud y de la muerte. El análisis de cómo esta categoría modifica las críticas y los discursos según se use como categoría intrasocial o antropológica impacta en las prácticas sociales y políticas, en las expectativas y en la forma en que se ponen en práctica las políticas de derechos humanos.

 

Textos de referencia:

  • Butler, J., Gambetti, Z. & Sabsay, L. (eds): Vulnerability in Resistance. Durham: Duke University Press, 2016.

 

 

Tema 7:

Título: Ciudadanías virtuales: ideología y derechos. Fronteras identitarias y derechos humanos

Resumen:

El siglo XX puede ser caracterizado como el de la explosión de los nacionalismos y las ideologías. Superado el ámbito cronológico no parece que desde el punto de vista de la historia las cosas hayan cambiado de dimensión narrativa ni problemática. La identidad hoy es una forma de ejercer violencia hacia afuera y hacia dentro en la conformación de siempre nuevas categorías que remiten a tribus y grupos asociadas a la tierra, a las lenguas, a las formas de consumo o estéticas, desde la que se exige el reconocimiento de derechos humanos “particulares” asociados a las minorías de cualquier tipo. A su vez estas identidades pugnan por ser reconocidas civilmente en formas de nuevas categorías sociales en una proliferación de descriptores identitarios que se enumeran en yuxtaposiciones difíciles de cohesionar en imágenes claras y distintas. La publicidad de estas imágenes en las redes sociales lleva a su vez a foros de crítica y adhesión que pueblan las redes en debates siempre más fragmentarios y fugaces. El papel de las dimensiones virtuales de la vida cotidiana está generando nuevas prácticas sociales de reivindicación y de cancelación frenéticas, superficiales y desposeídas de responsabilidad, aparentemente, o al menos pragmáticamente.

Por otro lado, el ejercicio de la ciudadanía, como participación en el espacio público, ha comenzado a virar hacia el uso de portales informáticos donde podemos hacer trámites y papeleos de todo tipo que se acumulan en servidores, que cada tanto son hackeados, que conforman las redes de tráfico de datos donde las administraciones públicas se ven tan indefensas como los individuos cuando les roban las contraseñas, les vacían las cuentas bancarias, les suplantan su identidad en las redes sociales.

 

La relación entre desarrollo y seguridad requiere de nuevos marcos jurídicos, reflexiones éticas relacionadas con la prudencia y la crítica a nuestra verdadera capacidad para seguir estos caminos de virtualidad que se nos escapan de las manos, de las prácticas abusivas en las redes que se usan para descalificar a cualquiera o al vecino o al compañero de colegio.

 

La reflexión sobre la responsabilidad en estas interacciones sociales virtuales ha abierto asimismo otro camino: el de los que renuncian en todo lo que pueden a usar las tecnologías para la vida cotidiana. Es quizá una nueva dicotomía que se abre en las prácticas sociales ante la pregunta de si estoy obligado, para vivir en sociedad, a incorporar el uso de las tecnología, y desde otra perspectiva, cabe preguntarse en el mismo tono si no tener acceso a las tecnología, por carencias materiales o de conocimiento sobre su uso, es una nueva forma de discriminación social, educativa y política.

Tema 8:

Título: Identidades liminales y fronteras ideológicas

Resumen: Pese a los pares binarios en los que se las tiende a ubicar (amigo/enemigo, local/extranjero, propio/ajeno…), las identidades pueden escapar a esta categorización para adoptar un carácter liminal que acoge lo diverso y hasta lo contradictorio, que no encuentra acomodo instalándose en la polaridad sino transitando un espacio espectral. Existen diversos esfuerzos por limitar ese carácter plástico en favor de una conceptualización clara que permita distinguir A de B, lo propio de lo ajeno, lo que es y todo lo que no es: en contextos de alta polarización política, esta tendencia adquiere objetivos pragmáticos —señalar al enemigo, cohesionar al grupo, definir discursos— y se concreta en el establecimiento de unos límites fuertes que acoten los contornos del concepto. En esta línea temática se discutirán cuestiones dentro de este ámbito, incluyendo la posibilidad de acoger ese carácter liminal en el discurso político, qué aspecto de su constitución hace que la ideología defina parámetros identitarios que no le son propios, o la naturaleza de las fronteras que aspiran a fijar los límites —más o menos permeables, más o menos violentos—, de la identidad.

 

Tema 9:

Título: Criminología de las fronteras: performando la alteridad

 

Resumen: Más allá de las fronteras conceptuales y las conceptualizaciones de la frontera, existe una realidad material donde los cuerpos que transitan son criminalizados. En las últimas décadas, las políticas de control migratorio se han tornado más punitivas, llegando a identificar los movimientos migratorios con un acto criminal. Esta mesa redonda tratará de poner en diálogo diferentes disciplinas —desde el derecho hasta la ética, pasando por la sociología o las relaciones internacionales— para aterrizar y tensar conceptos como la alteridad, la pertenencia a un Estado y la performatividad de la frontera. ¿Cómo habita la alteridad el individuo mestizo? ¿Según qué criterios se decide el origen a la hora de llevar a cabo deportaciones? ¿Existen intereses políticos fluctuantes detrás de las legislaciones sobre control migratorio? 

Textos propuestos (los añado por si fueran útiles como ejemplo, pero realmente creo que este tema sería más provechoso como diálogo o mesa redonda temática que en tanto comentario de textos).

  • Anzaldúa, G.: Borderlands / La Frontera: The New Mestiza. Trad. al español de Carmen Valle. Capitán Swing Libros, 2016.

  • Stumpf, J.P. (2006) «The Crimmigration Crisis: Immigrants, Crime, and Sovereign power», in American University Law Review, 56, 367.

 

Tema 10:

Título: Wittgenstein, la pragmática y la convivencia democrática

 

Resumen:

¿Hay fronteras infranqueables para la comprensión mutua? ¿Es necesario compartir la misma forma de vida para concordar realmente en el lenguaje y en la comprensión? Esta mesa trataría de adentrarse en la problemática de las fronteras que podría ser necesario derribar, y aquellas que, en cambio, están sostenidas por la diversidad de formas de vida que hay en el mundo. La filosofía del segundo Wittgenstein tiene una gran variedad de implicaciones en este sentido, y se ha empleado para apoyar posiciones al respecto muy dispares. ¿Hay realmente obstáculos lógicos para la comprensión?

Textos propuestos:

  • Wittgenstein, L.: Investigaciones filosóficas. Trad. al español de Jesús Padilla Gálvez. Madrid: Trotta, 2021.

  • Wittgenstein, L.: Aforismos: Cultura y valor. Trad. al español de Elsa Cecilia Frost. Barcelona: Espasa Libros, 2013.

Tema 11:

Título: Ortega y Gasset. “El hombre y la gente”

Resumen:

Sera una sesión dedicada al problema de la intersubjetividad en Ortega y Gasset. Los temas principales son: el concepto de vida personal, las categorías de la vida, la relación del yo con los otros, teoría de los usos y las costumbres, la sociedad y el Estado.

Me gustaría que esta sesión la hiciéramos conjuntamente Julián Carvajal Cordón (UCLM) y Antonio Miguel López Molina (UCM).

Textos propuestos:

Se realizará un comentario de textos de Ortega, especialmente de la obra:

  • Ortega y Gasset, J.: El hombre y la gente en Obras completas, Tomo IX, Madrid: Taurus, 2009.

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